Un Cuento de Atrás

Era uno de esos días en la Tienda... hacía algo de calor, pero no lo suficiente para sofocarse, las señoras ya habían ido a hacer las pequeñas compras que completaban las alacenas del barrio, y Victor mi mensajero, ya había hehco varios viajes en las casas cercanas. Victor es un muchacho, trabajador, joven, con muchas aspiraciones pero que se deja llevar por los problemas y no ve las oportunidades que se le presentan. A eso de las 10 de la mañana, llegó Diana, una administradora joven, recien graduada y que anda en busca de empleo, ya que los pocos oficios que tiene no le dan la estabilidad para independizarse, y dejar el apartamento que comparte con su madre y su hermana menor que apenas está empezando sus estudios superiores. Solamente pidio unas medicinas para el dolor, y uno de esos postrecitos, cubiertos con chocolate, el mismo que siempre pide cuando pasa por la tienda.

Victor estaba en ese momento atendiendo una llamada en la cual pedian un gaseosa dos litros y una bolsa de "croasanes", y tan pronto colgó se dispuso a organizar el pedido. A esas horas los domiciols no son mucho, por lo que era ridiculo esperar una o dos llamadas más. Diana salió, contoneando su cuerpo, intentado mostrar la figura, que en realidad no es tan impactante. A decir verdad, a mi me parece algo desagradable, dado que es una mujer que tiene a la gordura, pero que cree que tener un bello cuerpo es tener unas medidas enormes en los senos y en la cadera, y una cintura descubierta. Eso si, Victor no perdió oportunidad para hacer el "escaneo" respectivo. Con la seguridad característica, la misma con la cual ha conquistado a más de una decena de mujeres en su barrio, cogio su bicicleta, aseguró el pedido para que no se cayera, y se enrumbo al edifcio, donde tenia que dejar el tentenpie solicitado. Coincidencialmente, el camino era el mismo que habia toma Diana, por lo que Victor acelero, y tan pronto como se acercó a ella, tomo aire, tal cual como cuando un adolecente va a pedir el primer baile a la niña que le gusta en la fiesta de 15 de la compañerita de colegio, estiró la mano, hacia el hombro de ella, e inesperadamente la bajó hacia el "derriere" de la incauta y en un movieminto audaz y veloz agarró esa masa de musculo protuberante, con lo que inmediatamente aceleró el ritmo en su bicicleta para alejarse, y ni si quiera fue capaz de voltear la cabeza para ver la cara de la afectada.

Del asunto no supe nada más hasta dos días después cuando la misma Diana me entregó una carta sellada dirigida a Victor, mientras me regañaba por tener de empleado a una persona con tales características (me reservo las palabras textuales que usó, para evitar censura). El hecho es que la carta fue una citación ante un juzgado para que atendiera una demanda que Diana había interpuesto contra él, por Acto Sexual Violento.

Después de dar mi declaración, acompañé a Victor, quien se encontraba solo en estas diligencias (porque el está muy alejado de su familia a causa de una pelea que tuvo con su padastro, y a que sus hermanos todos hombres, estaban ocupados en sus labores) para recibir el fallo del juez: 4 años de cárcel por el delito cometido. Un abogado que estaba al lado mio dijo, "eso les pasa por aceptar un abogado de oficio, uno bueno, lo dejaba libre, ahora es apelar y le bajan por lo menos 2 años".
En realidad espero que sea cierto. No me quiero imaginar lo dificil que va a ser para mi avisarle a la novia de Victor que su novio, y padre del hijo que espera, no va a volver por un buen tiempo.

Ahora, pienso en lo injusto que puede lleagr a ser una justicia dominada por abogados que no saben salirse de los códigos, que no tienen la más mínima capacidad de análisis, ni de criterio, que solo siguen como burros los huecos en las leyes y poder dictaminar en "derecho" y no en "equidad" como debería serlo. Además 4 años, por cojer una nalga, cuando homicidios o violaciones, delitos que si tienen consecuencias graves, claras y tangibles, se han llegado a condenar con pocos meses de carcel.

Igual, la actitud de Victor debe ser castigada, no por ese cuento estúpido de repercusiones psicológicas en la afectada, proque le "cojan el culo", cuando precisamente se viste para llamar la atención mostrando esas partes de su cuerpo, sino por la evidente falta de respeto por cualquier persona.

Al final, todo este intento de cuento que acabé de narrar, que terminé comentando, sin profundizar mucho, y que rescaté de las noticias de hace como un mes, con la estrategia, patética y amarillista común en el periodismo de "indagar sobre la vida de los actores, para hacerlos ver como humanos, y así manipular la visión de los hechos, desvirtuando la utopia de igualdad entre las personas" (claro, en esta oportunidad inventada), es solo para preguntar:

¿Cuantos años le deben dar de carcel a la vieja *{?4%&##$%** que me cojió y agarró el trasero la semana pasada en el bus aprovechando la multitud que había?
Debo confesarlo, ahora me da risa, en el momento rabia, y en serio, sin mentirles, no me ha causado ningún trauma psicológico.