Encontrábame yo en un debate acerca de las relaciones sentimentales en el ser humano, es decir, la típica discusión acerca de “los hombres solo se fijan en eso”, “las mujeres nunca saben lo que quieren”, etc., de donde siempre salen conclusiones muy particulares, y frecuentemente repetitivas. En fin, creo que todo el mundo se ha metido en una controversia de esas, pero esta tenía algo especial: no había salido de un hecho en particular y no había licor rondando en la mesa
Yo tengo una posición controversial acerca del tema y poco aceptada por quienes les he compartido mi hipótesis, por lo que siempre que la pongo en consideración la discusión se alarga, y por cuestiones de tiempo (horario laboral) esta ocasión me obligaba a poner a funcionar más mis oídos (que todavía no se recuperan del todo de la sordera, ninguna de las dos) y menos mi boca, cosa que creo dominar bien. Esta condición me puso más atento a los argumentos de mis compañeros, lo cual combinado con mi vicio de andar pensando en diferentes cosas al mismo tiempo y terminar relacionándolas, me di cuenta de lo profunda que puede llegar a ser una discusión de estas sobre todo cuando sus argumentos le estaban rayando la cara a Kant, Descartes, Darwin y prácticamente a todo el racionalismo y sus ramas. Me explico.
Uno de los axiomas básicos de esta corriente filosófica, de esos que nos enseñan en el colegio, es que lo que diferencia al hombre del animal es la razón. Eso ya muchos lo han intentado desmentir, pero esa idea sigue en el inconsciente (o subconsciente, no sé, siempre confundo esos niveles que se inventó Freud) del ser humano.
Ya antes se había dicho que una de las características de la especie humana es ponerle arandelas a las cosas “naturales”, es decir, no coger el camino más corto entre dos puntos, sino irnos “por entre las tiendas” como dice mi abuelita. Por ejemplo, si un macho y una hembra tienen necesidad fisiológica de aparearse, en vez de ir de una a “satisfacer-se”, comienzan con un juego de conquista que puede llegar a ser “laaargo” y ridículo, a veces. No sé si esto sucede en otras especies, pero con base en mis ínfimos y paupérrimos conocimientos de zoología, parto del supuesto de que no sucede (si los economistas parten normalmente de supuestos falsos, no practicables en la realidad, ¿por qué yo no?).
En el siglo XXI, por lo menos en el mundo occidental, la razón ha tomado un papel protagónico en la toma de decisiones del individuo, desde las formales que se miden bajo parámetros de eficiencia o eficacia, hasta las personales que parten de principio de conveniencia (lo cual no me parece malo, es más, muy lógico, y hasta necesario). Pero esta razón nos lleva a intentar unir los dos puntos con una línea recta y no con las arandelas que nos “caracterizan”. Los ritos, de todo tipo, van desapareciendo, la idea ahora es satisfacer nuestras necesidades y no más, ir al grano; ¿eso no es lo que hacen los animales?. De alguna forma, ¿no se está rompiendo el axioma ese que nos enseñaron en el colegio?, Kant y sus amigos se estarán revolcando en sus tumbas, o estarán tranquilos porque hay un “güevon” que no tiene ni idea de lo que está hablando?
Si me pongo a divagar sobre esto, intentando situarme en el discurso racionalista donde fui criado, puedo decir que esos ritos son otra necesidad humana que ha ido muriendo, que ya no necesita ser satisfecha, en la permanente búsqueda del ser humano por la felicidad, tal como hablaban de ella Aristóteles o Epicuro; pero aquí ya me estoy pasando de funcionalista, pero sobre todo, de hablar mierda, y termino saliéndome del punto.
No es que me las esté dando de “iluminado del siglo XVIII”, ni que haya descubierto el agua tibia, es más, a las malas, y a causa de mi trabajo en la academia (o algo parecido), me ha tocado entender que el conocimiento no nace por obra y gracia del espíritu santo, y que todo lo que hemos pensado ya alguien lo ha pensado antes, por lo que lo que uno hace es construir algo (pequeño, casi siempre) con base en lo que se ha dicho.
Lo peor de todo es que una de mis mayores características, según quienes me conocen, es que soy demasiado racional, quien sabe si será defecto o cualidad, pero eso me lleva a divagar sobre ¿Qué putas es sentir?. Ahora, ¿cómo respondo esa pregunta?, ¿Quién podrá defenderme?.
Al final no creo que exista una única diferencia entre los hombres y los animales; es la razón o es el sentimiento, quien sabe, tal vez ni siquiera sea ese el parámetro de diferencia; tal vez no haya diferencia y nosotros solo la buscamos para autoconvencernos de que somos superiores. Si la razón es buena o mala, no me importa, existe y solo es un factor que nos sirve para decidir sobre nuestras vidas; no me parece sano comenzar a hacer juicios de valor morales al respecto. Solo tenía que escribir sobre esto que me quitó muchas horas de imaginación en los buses. Ahhh!!! busetas, cuantas ideas han surgido dentro de ustedes.
No hay que quitarle el crédito a María de Cressay (ojalá algún día escriba) y a Ciudadano Típico, causantes, o culpables, de que terminará pensando en esta vaina por varios días. No sé si es agradecimiento o un agravio.
6 comentarios:
No joda. echa todo ese carretazo y ni siquiera es capaz de darme el crédito y sin embargo si se dedica a plagiar todas las ideas que inocentemente me encontraba lanzando al aire, pensando que me encontraba con gente de confianza y no con personas que como usted toman lo primero que uno lanza medio inteligente y lo adopta como suyo. Me siento, ofendidisimo.
En cualquier caso. Me alegra que haya llegadado a esa parte de aceptación por lo emocional como un proceso no racional dentro de las lides del accionar característico del ser humano. Adquiere particular preponderancia dado que lo pone después de la aceptación por lo sobrenatural y lo divertido es que en su caso más o menos eran seguramente temas sinónimos.
Siga por ese lado y, si deja de ser tan riguroso con lo racional, podría pasar a ser más feliz. O infeliz. Es una apuesta complicada.
Saludos compañero plagiador.
Estoy, simplemente, de acuerdo con Elizabeth. Y la vaina depende, en cuanto a las relaciones, de las condiciones que se presenten: a veces hay que pensar mucho y otras veces no tanto. Eso es lo que llaman el ritmo de las cosas.
Saludos
Bueno, pero al fin no supe si la idea era decir que hay que olvidarse del coqueteo y el amor y dedicar a tirar... creo que ese es el mensaje oculto del vivo de don federico.
Ciudadano: Al final le di crédito, pero no es culpa mia que usted no se de cuenta de lo que dice, yo solo uní argumentos y los relacioné con cualquier babosada que se me pasa por la cabeza y termina en esto, y eso no lo hice ud. "No es plagio es academia" jejeje
Elizabeth: Sigo luchando contra lo primero(aunque sigo sin saber si estoy en esa lucha), y de acuerdo en lo segundo.
Mal Ladrón: Concepto jodido... "ritmo de las cosas".
Lewinsky: Pues, no había ningun mensaje, pero esa moraleja no es descabellada.
Vacanísimo un mundo en el que sólo nos "aparearamos" por instinto y pasaramos por alto "la conquista" entonces...
¡Ba! Eso me parece que es lo que insinua una parte del post, lo que me parece absolutamente machista e instintivo, el ser humano es mucho más que instintos...
Es chistoso... Uno intenado hacer una pseudo-disetarción filosófica y la moraleja que queda en el lector es que "deberiamos aparearnos de buenas a primeras". Tengo que revisar mi redacción.
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