Vacaciones. Tres semanas de supuesto descanso y reflexión. Tres semanas de compartir con la familia en las fechas más “alegres” del año, donde toca estar feliz. El descanso y reflexión, se van en vueltas bancarias, en papeleos atrasados, en cálculos económicos por los inevitables gastos de fin de año; pero bueno, descanso significa cambio de actividad, y no es justo quejarse cuando esas vacaciones tienen un viaje incluido.
Compartir tiempo con la familia. Es agradable, no es lo más común ni tampoco lo más fácil para adaptarse pero es necesario; dentro de esas tareas se incluye la preparación de las fiestas navideñas, y claro, quien ya está en vacaciones debe participar de estas actividades.
Mi madre tiene espíritu de artista fracasada, y eso lo expresa en cualquier fecha especial donde deja volar su creatividad, y realmente lo hace muy bien. Yo creo que mi vena creativa me la quedaron debiendo (y eso que mi papá es publicista), yo terminé siendo mucho más racional y apegado a la técnica, lo cual me hace un excelente complemento para las tareas “artísticas” de mi madre, muy a mi pesar.
El primer día de mis vacaciones, el cual yo pensaba dedicar a estrechar relaciones con mi cama y con el control remoto, terminé siendo un obrero más para el ensamble de adornitos navideños, que mi mamá regala y hace para la casa. Una de las preguntas que me invade es ¿Por qué a mi mamá se le ocurren esas cosas una semana antes de Navidad, y no con tiempo para que esas ideas sean productivas económicamente? Eso si se lo debí heredar a mi madre, yo tengo una especial inspiración cinco minutos antes de cualquier entrega.
En fin, el hecho es que este trabajo logró que por fin despejara una de las grandes dudas que me embargaba en todos los años que tengo de vida: ¿Qué es son los Canotillos y las Lentejuelas? Estos cositos fueron mi herramienta principal de trabajo el fin de semana pasado y creo que toda esta semana, en el tiempo que me quede libre de las vueltas que me toca hacer.
Recuerdo que todos los años, Jairo Alonso, Lina Botero, Pilar Castaño, Paola Turbay, Jorge Alfredo Vargas, y todos los presentadores que han pasado por el escenario del salón Getsemaní del Centro de Convenciones de Cartagena repiten esas dos palabras a diestra y siniestra en las descripciones de los vestidos que todas las señoras envidian y que todos los señores quisieran quitar de las aspirantes a que las “coronen” en esa noche. También hay otras palabras que describen los escotes, las caídas, la tela, y yo no se que más, que no recuerdo, pero que cuando las escucho me demuestran la ignorancia en los temas de alta costura y me confirman lo mucho que me interesa seguir siendo un ignorante en el tema.
En fin, como acto de responsabilidad y solidaridad, quiero hacer una vulgar descripción de lo que son estos dos... cositos que hacen infeliz la vida a cuanta costurera.
Lentejuela: Hagan de cuenta un plato, con 1 o 2 centímetros de diámetro, brillante, (a veces tornasolado), de plástico, con un hueco en el centro (donde entra el hilo).
Canutillo: Cilindro, de plástico, brillante, de diferentes tamaños (1 o 2 centímetros de largo) cuyo orificio tiene el diámetro necesario para que entre el hilo.
Me dice mi madre que en alta costura estos dos... cositos (no sé como llamarlos, ¿en qué grupo de objetos lo puedo identificar?, me tumbaron en Kinder) son de cristal, lo cual lo hace mucho más costosos, y pesados. El trabajo que es ponerle esas cositas a los vestidos explica buena parte del precio de éstos, pero también confirma lo estúpido que puede llegar a ser ese mundo.
Supongo que los vestidos se vuelven pesados y difíciles de manejar; comprar un vestido para estar incómodo, y peor aún, para usarlo una sola vez, me parece el colmo. Pero ahora que trabaje con estos cositos, puedo decir que el efecto que dan es muy bacano, pero tampoco, dudo mucho que no haya otro material, objeto, o algo que simule el efecto visual que producen los canutillos y las lentejuelas, para que dejen de sufrir las trabajadoras de costura y los esposos que le pagan estos vestidos a sus esposas.
Por ahora, seguiré divagando sobre el tema mientras me introduzco en el mundo del canutillo y la lentejuela, así sea solo para adornos navideños. ¿Esto hará parte del espíritu Navideño?
En este momento no tengo a la mano una cámara digital, pero les prometo fotos ilustrativas, del canutillo, la lentejuela, y del resultado de mi trabajo vacacional. Algún día.
Compartir tiempo con la familia. Es agradable, no es lo más común ni tampoco lo más fácil para adaptarse pero es necesario; dentro de esas tareas se incluye la preparación de las fiestas navideñas, y claro, quien ya está en vacaciones debe participar de estas actividades.
Mi madre tiene espíritu de artista fracasada, y eso lo expresa en cualquier fecha especial donde deja volar su creatividad, y realmente lo hace muy bien. Yo creo que mi vena creativa me la quedaron debiendo (y eso que mi papá es publicista), yo terminé siendo mucho más racional y apegado a la técnica, lo cual me hace un excelente complemento para las tareas “artísticas” de mi madre, muy a mi pesar.
El primer día de mis vacaciones, el cual yo pensaba dedicar a estrechar relaciones con mi cama y con el control remoto, terminé siendo un obrero más para el ensamble de adornitos navideños, que mi mamá regala y hace para la casa. Una de las preguntas que me invade es ¿Por qué a mi mamá se le ocurren esas cosas una semana antes de Navidad, y no con tiempo para que esas ideas sean productivas económicamente? Eso si se lo debí heredar a mi madre, yo tengo una especial inspiración cinco minutos antes de cualquier entrega.
En fin, el hecho es que este trabajo logró que por fin despejara una de las grandes dudas que me embargaba en todos los años que tengo de vida: ¿Qué es son los Canotillos y las Lentejuelas? Estos cositos fueron mi herramienta principal de trabajo el fin de semana pasado y creo que toda esta semana, en el tiempo que me quede libre de las vueltas que me toca hacer.
Recuerdo que todos los años, Jairo Alonso, Lina Botero, Pilar Castaño, Paola Turbay, Jorge Alfredo Vargas, y todos los presentadores que han pasado por el escenario del salón Getsemaní del Centro de Convenciones de Cartagena repiten esas dos palabras a diestra y siniestra en las descripciones de los vestidos que todas las señoras envidian y que todos los señores quisieran quitar de las aspirantes a que las “coronen” en esa noche. También hay otras palabras que describen los escotes, las caídas, la tela, y yo no se que más, que no recuerdo, pero que cuando las escucho me demuestran la ignorancia en los temas de alta costura y me confirman lo mucho que me interesa seguir siendo un ignorante en el tema.
En fin, como acto de responsabilidad y solidaridad, quiero hacer una vulgar descripción de lo que son estos dos... cositos que hacen infeliz la vida a cuanta costurera.
Lentejuela: Hagan de cuenta un plato, con 1 o 2 centímetros de diámetro, brillante, (a veces tornasolado), de plástico, con un hueco en el centro (donde entra el hilo).
Canutillo: Cilindro, de plástico, brillante, de diferentes tamaños (1 o 2 centímetros de largo) cuyo orificio tiene el diámetro necesario para que entre el hilo.
Me dice mi madre que en alta costura estos dos... cositos (no sé como llamarlos, ¿en qué grupo de objetos lo puedo identificar?, me tumbaron en Kinder) son de cristal, lo cual lo hace mucho más costosos, y pesados. El trabajo que es ponerle esas cositas a los vestidos explica buena parte del precio de éstos, pero también confirma lo estúpido que puede llegar a ser ese mundo.
Supongo que los vestidos se vuelven pesados y difíciles de manejar; comprar un vestido para estar incómodo, y peor aún, para usarlo una sola vez, me parece el colmo. Pero ahora que trabaje con estos cositos, puedo decir que el efecto que dan es muy bacano, pero tampoco, dudo mucho que no haya otro material, objeto, o algo que simule el efecto visual que producen los canutillos y las lentejuelas, para que dejen de sufrir las trabajadoras de costura y los esposos que le pagan estos vestidos a sus esposas.
Por ahora, seguiré divagando sobre el tema mientras me introduzco en el mundo del canutillo y la lentejuela, así sea solo para adornos navideños. ¿Esto hará parte del espíritu Navideño?
En este momento no tengo a la mano una cámara digital, pero les prometo fotos ilustrativas, del canutillo, la lentejuela, y del resultado de mi trabajo vacacional. Algún día.